Los vecinos, en vez de permanecer a resguardo en sus hogares, abrieron las puertas y, tratando de huir, corrieron escaleras abajo, donde fueron acorralados por el denso humo; los Bomberos de Oviedo tuvieron que evacuar a varios de ellos
Que sí, que vale, que la capacidad de improvisar es un talento muy digno de ser valorado… Excepto en aquellas ocasiones en las que lo que peligra es la propia vida y, tal vez, también la de terceros. En tales casos, el más puro sentido común dicta que se deben dejar a un lado la inventiva y seguir a rajatabla las instrucciones dadas por los profesionales del ramo… Que no fue, ni mucho menos, lo que sucedió en la noche de este jueves, en La Tenderina. Poco después de que se incendiase el cuadro eléctrico de uno de los edificios de cuatro plantas que pueblan esa zona de la capital asturiana, los vecinos del inmueble, en vez de permanecer a resguardo dentro de sus domicilios, optaron por abrir las puertas y tratar de ganar la calle corriendo por unas escaleras que, para entonces, ya estaban invadidas por el denso humo. La circunstancia complicó seriamente la labor del Cuerpo de Bomberos de Oviedo, cuyos efectivos tuvieron que socorrer a varios de los afectados.
Fuentes consultadas por este diario afirman que, a la llegada de los equipos de rescate y extinción, la escena era «un auténtico caos, con gente pidiendo auxilio desde las ventanas, la escalera inundada de humo y personas en ella, pidiendo socorro a gritos». Desbordados, los bomberos se dividieron para poner a salvo a los habitantes del bloque, al tiempo que otros compañeros tendían líneas de ataque con las que presentar batalla a las llamas. Todo ello, mientras agentes de la Policía Local acotaban el área, manteniendo alejados a los curiosos. Afortunadamente, más allá de alguna inhalación de humo y de un susto generalizado, no hubo que lamentar más consecuencias negativas que los destrozos materiales. No obstante, desde el Cuerpo ovetense recuerdan que es imperativo cumplir con las pautas de seguridad en tales casos, que incluyen no abandonar la vivienda, mantener cerradas puertas y ventanas, aislar los bordes con toallas húmedas en caso de que el humo pueda penetrar, y enarbolar un trapo blanco frente a una ventana que dé a la calle para llamar la atención de los viandantes y rescatadores, aunque siempre desde el interior.

