La banda vallisoletana llenó la Sala Estilo con un concierto vibrante y sin respiro

Fito Robles, alma de Siloé, es el rostro más auténtico del indie español del momento. La banda llegó este viernes a Oviedo, a la Sala Estilo, con el cartel de “no hay entradas” colgado desde hace meses, y no solo cumplió con las expectativas: las superó con creces. La música del vallisoletano fue una auténtica declaración de principios, y así lo dejó claro Robles desde el primer minuto. Solo, con guitarra y armónica, improvisó un pequeño escenario en mitad de la sala para arrancar los primeros coros de la noche con dos de sus grandes himnos. Siloé no es un grupo que se guarde las mejores cartas para el final. Y la jugada les salió redonda.
Con la sala completamente entregada, abarrotada de ‘nuevos jóvenes’ (aquellos que ya superamos la treintena), Robles subió después al escenario principal junto a su banda. Allí ofrecieron una lección de cómo se construye un gran concierto. La energía del universo estaba ayer concentrada en esos cuatro o cinco metros de escenario. Xavi Road, Jaco Betanzos y el propio Fito sudaron lo suyo y no pararon de tocar, de animar, de corear: de agradecer.
Las fabas, el cachopo, la sidra, el recuerdo a La Salvaje… No faltó ningún typical Asturias en una noche para el recuerdo en la que este grupo, la nueva sensación del indie rock español, dejó claro que lo suyo no es cuestión de suerte, y tiene mucho más que ver con el trabajo de años y años en los que la ilusión —intacta— y el talento les han colocado donde merecen.