Concurrido y emocionante acto de entrega del premio a la directora general de la ya centenaria prueba ciclista






“Gracias por lo mucho que has dado al deporte asturiano, en general, y a Oviedo, en particular”. Así terminó su intervención el alcalde de la capital asturiana, Alfredo Canteli, momentos antes de entregar este jueves el Premio Ovetense del Año a Cristina Álvarez Mendo, directora general de la Vuelta Ciclista a Asturias, prueba que celebra este año su centenario.
El restaurante Deloya Latores se quedó pequeño para acoger a las más de 300 personas de todos los ámbitos de la sociedad ovetense y asturiana, así como del ciclismo español, que se sumaron a la cena homenaje a la única mujer en España que dirige una competición profesional masculina de este deporte.
Allí estuvieron la vicepresidenta del Principado, Gimena Llamedo; el presidente de la Junta General del Principado, Juan Cofiño; el presidente de Hostelería de España, Jose Almeida; el vicepresidente de la Cámara de Comercio de Oviedo y candidato a la presidencia de la FADE, José Manuel Ferreira; el director general de la patronal, Alberto González; el director general de la Vuelta a España, Javier Guillén, quien glosó la figura de la premiada con un entretenido y emotivo discurso; los directores técnicos de la principal prueba ciclista española, Kiko Garcia y Fernando Escartin; el presidente del Consejo de Ciclismo Profesional, Marcos Moral; la presidenta de la Fundación El Sueño de Vicky (dedicada a promover la investigación del cáncer infantil), Laura García; el presidente del Real Oviedo, Martín Peláez, así como concejales de distintos grupos políticos municipales, diputados de la Junta General, representantes del mundo del deporte y del ciclismo, de los patrocinadores del premio, Banco Santander y Leomotor, amigos y familia de la premiada, con su marido, Fernando Gallo, y sus hijos, Mendo y Álvaro, orgullosos de su mujer y madre.
Tensión, presencias y ausencias
Durante toda la velada dos conflictos flotaban en el aire y discurrían en muchas conversaciones: el enfrentamiento abierto entre el alcalde y el presidente del Real Oviedo a costa de la ciudad deportiva y la disputa también a cara de perro por la presidencia de la FADE entre José Manuel Ferreira, presente en el acto, y la actual presidenta en funciones, María Calvo, ausente.
La tensión entre el grupo de Martín Peláez y el del equipo de Gobierno se palpaba en el ambiente y era tan notoria como que la mesa de los primeros fue la única donde no hubo ni un aplauso para el alcalde.
Por lo que respecta a la FADE, resultó también muy llamativa la ausencia de Calvo, pero también la de sus principales apoyos en la campaña a las elecciones por la presidencia, habituales en otras ediciones de esta entrega.
Elogios y anécdotas
Durante su intervención, el alcalde destacó que Cristina es “una ovetense de prestigio y solidaria que defiende la esencia y los valores de nuestra ciudad”, elogios que también recibió de su amiga y vicepresidenta del Gobierno regional, Gimena Llamedo. Pero fue Javier Guillén, director de la Vuelta a España, quien pronunció el discurso más emotivo, especialmente cuando recordó todo el apoyo que Cristina le prestó cuando se enteró de que su hija Daniela tenía un tumor cerebral. La Ovetense del Año se vinculó entonces a la Fundación el Sueño de Vicky que ha celebrado dos galas solidarias en Oviedo, recaudando más de 60.000 euros para sus fines de investigación.
Y además de destacar las facetas de mujer luchadora y solidaria de la nueva Ovetense del Año, Guillén recordó anécdotas simpáticas vividas junto a la premiada, como cuando en su primera Vuelta a Asturias como directora general tuvo que dar el banderazo de salida desde el coche de dirección de carrera, pero no esperó a hacerlo en el kilómetro diez, como estaba previsto, sino que estuvo los diez kilómetros desde el inicio asomada por el techo del vehículo brazo en alto y bandera en mano, ante el asombro de organizadores y ciclistas.
Mendo, que lució un precioso vestido azul marino con dos grandes flores blancas, se cansó de posar con unos y otros en el photocall, desde el organizador del acto y director de la revista Vivir Oviedo, Santiago González Alverú, hasta el último invitado que quiso llevarse a casa un recuerdo gráfico junto a la premiada.
En su intervención Cristina manifestó que recibir el premio es “un privilegio que jamás imaginé que llegaría a disfrutar y no puedo evitar sentir una mezcla de enorme gratitud y profunda emoción”. Tuvo recuerdos de su infancia y juventud en la ciudad, del sufrimiento en el Carlos Tartiere, de cómo se enamoró en Oviedo de su marido y de su difunto padre, Julio Álvarez Mendo, alma mater de la Vuelta a Asturias, cuyo relevó tomó la premiada cuando aquél falleció en 2008.
Así explicó el episodio: “lo fácil habría sido dejarlo y decir que no se podía, que el mundo del ciclismo era de hombres. Pero la educación que recibí, y el esfuerzo, compromiso y amor a esta tierra consiguieron mucho más que todas las políticas sociales juntas. Lograron que, en el momento más triste de mi vida y en honor a mi padre y a su legado, luchase por mantener viva esta Vuelta Ciclista a Asturias”.
Al término de su intervención se comprometió “a seguir trabajando, con más fuerza que nunca, por todo lo bueno que aún tenemos por delante”.