Alrededor de 40.000 vecinos del municipio, el 18% de la población, viven bajo el umbral de la pobreza, la mitad de ellos en situación extrema, según informe del Grupo Socialista

No es oro todo lo que reluce en Oviedo. La ciudad del comercio, de la gastronomía, del bullicio en las calles y el turismo en crecimiento esconde una realidad paralela -a veces donde uno menos se lo espera- que en muchas ocasiones no vemos o no queremos ver. Se trata de situaciones de pobreza que alcanzan incluso a personas con trabajo y que llegan a ser extremas o severas.
Un informe encargado por el Grupo Municipal Socialista de Oviedo lo corrobora con los últimos datos disponibles, de finales de 2022, pero que probablemente no hayan variado mucho hasta la fecha. Según el estudio, en el municipio ovetense hay 40.000 personas, el 18% de su población, que viven por debajo del umbral de la pobreza; de ellas, 20.000 se encuentran en situación de pobreza severa.
El informe, presentado hoy ante los medios por el portavoz del Grupo Socialista, Carlos Fernández Llaneza, y la concejala Marisa Ponga, releva que los barrios con mayor incidencia de la pobreza son Pumarin-Corredoria, Santullano-Ventanielles y Tenderina.
Tomando como fuente el Atlas de Rentas, el estudio analiza la Renta por Unidad de Consumo, variable que evita los sesgos que puede tener la Renta Media de los Hogares ya que pondera los ingresos de los hogares con economías de escala entre todos sus miembros y se aproxima más a la capacidad real de gasto de cada hogar. El umbral de pobreza moderada se situaría en unos ingresos anuales aproximados de 12.000 euros y la severa en los 8.000 euros.
En sus conclusiones se indica que Oviedo tiene “territorios enquistados”; barrios que en origen fueron de promoción pública o espacios cercanos a antiguas trazas ferroviarias. En concreto se señala que distritos como Pumarín o Tenderina-Ventanielles “están, casi por entero, en umbrales de riesgo”, al igual que espacios como Almacenes Industriales o Colonia Astur, la prolongación de Pumarín en Avenida del Mar-Bermúdez de Castro, La Corredoria o Tudela Veguín en la zona rural.
El aumento de la pobreza, indica el informe, “está directamente ligado a la llegada de población extranjera” que en ocasiones vive situaciones de irregularidad, están sin recursos o con ayudas a la acogida, aunque también con trabajos formales o informales en sl servicio doméstico, limpieza o construcción. Estas situaciones no regulares harían subir aún más el índice de pobreza estimado. La precariedad del empleo y los altos precios de la vivienda son otros factores que coadyuvan.
Pero el problema afecta no solo a la periferia. Existen también “bolsas de pobreza invisibilizada” incluso en el entorno de la calle Uría, concretamente en los alrededores de Salesas lindantes con Pumarín. En estos casos se cree que podrían ser “personas mayores con bajos ingresos”.
Carlos Llaneza manifestó que los datos del informe deben ser “un aldabonazo a las conciencias individuales y políticas, frente a los mensajes autocomplacientes” sobre el estado de la ciudad en esta materia, “porque parece que los árboles no nos dejan ver el bosque”. Por su parte, Marisa Ponga señaló que si bien es cierto que Oviedo “está en una situación relativamente favorable en relación a otras ciudades, es preocupante el aumento de la pobreza, con una elevada desigualdad territorial, lo que hace necesaria una política municipal que reduzca la brecha entre distritos y promover empleos que se alejen de la precariedad”.
Para tratar de reducir estos niveles de pobreza en el municipio, los socialistas propondrán la ceración de un grupo de trabajo que aborde la situación con la participación de los grupos municipales, otras administraciones y organizaciones del tercer sector. “Necesitamos fondos europeos para planes de regeneración de determinadas zonas, para vivienda asequible y para fomento del empleo, y también necesitamos la mirada solidaria de toda la ciudadanía”.
Otras recomendaciones del informe son activar planes de regeneración en la zona Este de Oviedo, especialmente en barrios aledaños a La Vega y el Bulevar de Santullano, la creación de una oficina o concejalía de promoción económica y estrategia de ciudad, la regularización de extranjeros y convalidación de sus títulos académicos, así como programas para actualizar titulaciones ya homologadas a personas con años sin ejercer su profesión y, finalmente, “profesionalizar” tareas habitualmente ejercidas por extranjeros, como el cuidado de mayores.