La estación de Valgrande-Pajares vive un momento de crisis debido a la ‘ineptitud’ del jefe de explotación, cuya gestión pone en riesgo la seguridad. A pesar de los informes que alertan sobre su incapacidad, la Consejería lo protege, dejando al complejo en un estado de caos e inseguridad, mientras las protestas crecen entre usuarios y trabajadores
Valgrande-Pajares, el principal complejo invernal de Asturias, se encuentra a la deriva. Los problemas de gestión han alcanzado un nivel alarmante, y la causa no es otra que la reincorporación del jefe de explotación: cuya falta de capacidad está arrastrando la estación hacia el caos. Lo más indignante no es sólo su ineptitud, sino el encubrimiento que desde la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Deporte se ha orquestado para proteger tanto al responsable como a un sistema que, bajo su supervisión, es una bomba de relojería.
Podemos afirmar que la estación vive uno de sus peores momentos, y la culpa recae sobre la figura de este jefe de explotación que ha vuelto a su puesto tras una baja de un año y medio. Desde su regreso, los retrasos en la apertura de los remontes han sido continuos, y la calidad del servicio se ha desplomado. Los informes de las empresas de mantenimiento y seguridad son contundentes y señalan a este tipo como un peligro para la estación. «Es un inútil», así lo ha expresado Víctor García, miembro del Club La Cerra, quien también denuncia que su reincorporación está detrás de varios incidentes técnicos. Este tipo de fallos, que afectan directamente la seguridad de los usuarios, son inaceptables en cualquier contexto, y aún más en una estación de esquí que recibe miles de visitantes cada año.
Lo que más sorprende es que, a pesar de la gravedad de la situación, desde la Consejería casi no se han tomado medidas, es más: se ha hecho todo lo posible por ocultar la información que apunta directamente al desastre. Los informes que la propia empresa encargada del mantenimiento emitió denuncian la incompetencia del responsable de explotación se mantienen en secreto. Gregorio Clemente, responsable de la ingeniería que lleva cinco años realizando los programas de mantenimiento y las revisiones de la estación, ha afirmado en declaraciones a la TPA que el actual jefe de explotación carece de los conocimientos y la experiencia necesarios para dirigir la instalación.
Este jefe de explotación no llegó a su puesto por méritos ni por preparación técnica, sino por antigüedad, y muchos también aseguran que ser miembro de Comisiones Obreras ha tenido mucho que ver. CCOO, un sindicato que parece tener un poder desmesurado dentro de la Consejería y la estación. En un escenario como este, la política sindical ha logrado anteponer los intereses de unos pocos, como suelen acostumbrar, por encima de la seguridad de los miles de esquiadores y trabajadores de Pajares. La Consejería, lejos de actuar con la diligencia que la situación requiere, se limita a dar respuestas vacías y evasivas, sosteniendo que se está realizando una inspección que, según afirman, “es confidencial”. Esta postura resulta especialmente escandalosa cuando se sabe que las quejas del personal y las denuncias de los informes sobre la incompetencia del jefe de explotación han sido constantes y documentadas. A esta falta de acción se suman las declaraciones de la consejera Vanessa Gutiérrez, quien se ha limitado a decir que la estación es “segura” y que todo está bajo control. En lugar de enfrentar la gravedad de los hechos, Gutiérrez ha intentado proteger al responsable de explotación con una defensa tan endeble como la gestión de la propia estación. En lugar de asumir la responsabilidad política, se ha escudado tras un procedimiento burocrático que, en la práctica, sólo sirve para alargar la agonía del complejo deportivo. Argumentando que «no se puede actuar sin seguir los cauces legales», como si lo que está en juego fuera un asunto administrativo y no la integridad física de los usuarios y del equipo que día a día trabaja y lucha por que la estación funcione.
Pasan los días, y los informes siguen siendo retenidos, las quejas se acumulan y la dirección de la estación, que está igualmente atada de manos, se ve obligada a enviar nuevos informes solicitando explicaciones que nunca llegan. Es evidente que la Consejería no tiene intención de solucionar este embrollo. La falta de liderazgo en este asunto apunta a negligencia, una complicidad con un sistema que favorece el sindicalismo antes que la seguridad y el bienestar de los usuarios. En lugar de depurar responsabilidades y cesar al jefe de explotación, siguen adelante como si no pasara nada.
El Partido Popular y Vox no se han quedado de brazos cruzados. Ambas formaciones han solicitado, sin éxito, la publicación de los informes y la comparecencia de la empresa que los ha elaborado. Pero la Consejería, lejos de actuar con transparencia, prefiere ocultar la información. “Es gravísimo que sigan protegiendo a un individuo que no está capacitado para gestionar la estación”, señala Javier Jové, diputado de Vox, quien también denuncia la presión ejercida por Comisiones Obreras para que no se toque a su hombre en el cargo.
El asunto está llegando a su punto álgido. Este fin de semana, se ha convocado una manifestación por parte de diversas asociaciones y clubes de esquí exigiendo el cese inmediato del jefe de explotación. Este es el triste panorama de Valgrande-Pajares. La gestión de la estación, bajo la dirección de un jefe de explotación incapaz y con el amparo de una Consejería que mira para otro lado, está dejando una estela de caos, inseguridad y desconfianza que amenaza con destruir su reputación. Mientras tanto, los esquiadores, los trabajadores y los responsables del mantenimiento se ven impotentes ante una situación que, más que una crisis, es un escándalo que no puede seguir siendo ignorado.