
La igualdad real no consiste en repartir beneficios según estadísticas convenientes, sino en entender que la sociedad es un entramado de factores complejos. La solución no es el victimismo, sino una visión más realista, amplia y justa

El feminismo radical de tercera ola ha erigido su discurso sobre una lucha de sexos, donde la mujer es víctima y el hombre, opresor. Pero la realidad estadística, del mismo INE, es un aguafiestas en esta narrativa. Hay desigualdades que afectan a ambos géneros, y en algunos casos, los hombres llevan la peor parte. Sin embargo, estos datos no reciben la misma atención ni generan el mismo nivel de indignación.
Si la Desigualdad es el Problema, ¿Dónde están las Políticas para los Hombres?
Si la desigualdad debe corregirse con políticas de igualdad, entonces habría que lanzar campañas para los hombres en áreas donde claramente están en desventaja. Por ejemplo, los accidentes laborales mortales, donde el 93% de las víctimas son varones. Si esta cifra se invirtiera, el debate sería ensordecedor, pero al ser hombres los afectados, el tema apenas genera reacción.
Los Suicidios: El Tabú del Feminismo
Otro dato inquietante es el de los suicidios: el 74% de quienes se quitan la vida en España son hombres. Aplicando la lógica feminista, deberíamos diseñar políticas específicas para ellos, alegando que padecen enfermedades mentales mortales propias de su sexo. Sin embargo, la presión social masculina, la falta de redes de apoyo y la escasa visibilización de este problema no parecen encajar en el discurso dominante.
Hombres Sin Hogar: Invisibles hasta en la Miseria
La falta de hogar es otra estadística reveladora: el 78% de las personas sin hogar en España son hombres. En un mundo donde todo se mide por perspectiva de género, ¿por qué no hay albergues exclusivos para ellos? Parece que la vulnerabilidad masculina no despierta la misma compasión. Un hombre durmiendo en la calle es visto como un fracaso individual, mientras que una mujer en la misma situación se percibe como víctima del sistema.
¿Una Sociedad Justa o una Guerra de Cifras?
Si se aplicara la “compensación por desigualdad” de forma equitativa, cada sexo recibiría ayudas en función de sus desventajas. Pero este enfoque es absurdo. No se trata de equiparar daños, sino de entender que los problemas sociales son más complejos que una simple contabilidad de agravios. La justicia no consiste en distribuir privilegios según estadísticas, sino en garantizar igualdad de oportunidades.
El Sexo no es el Factor Determinante
Las diferencias entre hombres y mujeres en el ámbito laboral, por ejemplo, no responden a una conspiración patriarcal, sino a formación y productividad. Atribuir cada brecha a la discriminación es una simplificación peligrosa. La sociedad no es una partida de ajedrez donde los hombres avanzan con ventaja y las mujeres quedan atrapadas en el tablero de la opresión.
La Evolución Social No Necesita Correcciones Artificiales
En las universidades, las mujeres ya son mayoría. Sin embargo, prefieren carreras en áreas sociales y sanitarias, mientras que los hombres optan por sectores técnicos. Esta orientación responde a elecciones individuales, no a una estructura de opresión. La evolución natural de la sociedad equilibra estas diferencias con el tiempo, sin necesidad de forzar cuotas ni privilegios.
La Igualdad No Puede Ser una Contabilidad Selectiva
El feminismo radical ha vendido la idea de un sistema diseñado para oprimir a las mujeres. Pero si aplicáramos su lógica en ambos sentidos, terminaríamos en una absurda guerra de cifras. La igualdad real no consiste en repartir beneficios según estadísticas convenientes, sino en entender que la sociedad es un entramado de factores complejos. La solución no es el victimismo, sino una visión más realista, amplia y justa.