Miles de personas abarrotan las calles entre el Hotel Reconquista y el teatro animadas por cientos de gaiteros que convierten la ciudad en una fiesta
Las calles del centro de Oviedo, entre el Hotel de la Reconquista y el Teatro Campoamor, recordaban en la tarde de ayer a una noche de Reyes, cuando cientos de personas esperan el paso de los magos de oriente agolpadas en las aceras y el murmullo crece a medida que se acercan las carrozas de sus majestades. Pero ayer los reyes eran reales, Felipe VI y Letizia, y estaban acompañados de sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, y no traían regalos, sino que acudían a la entrega de los Premios Princesa de Asturias.
El ambiente era de fiesta, con familias, grupos de amigos, adolescentes, turistas y personas mayores que abarrotaban el recorrido a pie de calle e incluso los jardines del Campo San Francisco próximos al Paseo de Los Álamos. Las bandas de gaitas, que ocupaban los laterales de las calles, ponen el toque de asturianía a una tarde en la que Oviedo parece -tal vez lo sea- el epicentro informativo del mundo, con decenas de periodistas y cámaras de televisión retransmitiendo el evento.
Por allí estaban Lucía, Carmen y Rosa, tres amigas de Oviedo que no quisieron perderse el momento de ver pasar a los reyes y a los fazmosos que cada año acuden al Reconquista. “Hay que estar aquí porque esto es lo mejor para Oviedo”, comentaba una de ellas, mientras de fondo se escucha levemente la protesta de un grupo contrario a unos galardones que no guatas a todos.
Una pareja, él de Barcelona, pero con familia en Oviedo, ella, argentina, se suman al gentío y no saben muy bien por qué. Están de paso por la ciudad y no querían perderse el momento, de echo ella se sube a hombros de él para poder ver lo que ocurre en la calle. Muy cerca, una señora entrada en años está subida en el soporte de una farola junto a otras tres personas, pero no contenta con la visión que tiene trata de escalar un poco más arriba con claro riesgo de irse al suelo.
La policía ha acordonado la zona y registra bolsos y bolsas del supermercado e incluso impide el paso por diversas calles. El despliegue de seguridad es enorme y el grupo de manifestantes contrarioa a los Premios se ven acordonados en un pequeño espacio de la Plaza de la Escandalera, alrededor de la estatua de Botero. Las gaitas impiden que el sonido de sus protestas lleguen poco más allá.
Cuando son poco más de las seis de la tarde llega la familia al completo y tras saludar a los concentrados hacen lo propio con las autoridades que les esperaban en el vestíbulo del teatro: la presidenta del Congreso, Francina Armengol; el presidente del Senado, Pedro Rollán; el presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido; la presidenta del Tribunal Supremo y del CGPJ, Isabel Perelló; el presidente del Principado, Adrián Barbón; el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas; el presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa; el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo; y la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo.
Es una tarde de personalidades y famosos, pero sobre todo de la gente, de los ovetenses que en su mayoría sienten los Premiios como algo suyo,
