Oviedo se alista para su candidatura como Capital Europea de Cultura 2031, pero las bibliotecas municipales atraviesan una grave crisis estructural. La falta de personal y la reducción de horarios afectan gravemente a estos espacios esenciales para el acceso a la cultura

Oviedo se prepara y pone en marcha toda la maquinaria para elaborar el plan que permita a la ciudad conseguir la Capitalidad Europea de Cultura 2031, algo que choca con la situación de las bibliotecas municipales, pilar fundamental, que atraviesan un momento de crisis. Los problemas que enfrentan van más allá de la simple falta de recursos, pues reflejan una deficiencia estructural que se arrastra desde hace años. A pesar de que las bibliotecas son una pieza clave en el tejido cultural y social de la ciudad, el servicio ha sido golpeado por la falta de personal, recortes en los horarios de apertura y la escasa atención por parte del gobierno local. Este desajuste afecta tanto a las bibliotecas urbanas como a las rurales, convirtiendo a estas últimas en un claro ejemplo de las carencias del sistema.
Una de las principales causas de esta crisis es la escasez de personal. El número de bibliotecarios en la red municipal ha disminuido considerablemente en los últimos años, y según palabras de trabajadores del servicio “no se han cubierto todas las bajas”. Como resultado, las bibliotecas operan a medio gas, lo que se traduce en una reducción drástica de los horarios de apertura. En el caso de las bibliotecas urbanas, muchas sólo abren por la mañana o por la tarde, pero no en ambos turnos, y los sábados han desaparecido de los horarios. Las bibliotecas rurales están aún peor, con servicios muy limitados: San Claudio abre los lunes y jueves por la tarde y martes por la mañana, mientras que Tudela Veguín ofrece un servicio reducido los miércoles.
Lucía Falcón, de Tribuna Ciudadana, lo tiene claro: «El esfuerzo municipal se debe centrar en recuperar los servicios públicos con todas sus prestaciones. Oviedo no puede ir a menos. Las bibliotecas deben contar con los recursos humanos necesarios para prestar un servicio de calidad”. El problema es de vieja data y la situación sigue sin resolverse. Falcón fue una de las primeras en quejarse de la situación en la anterior legislatura, cuando era concejala del PSOE en el Ayuntamiento de Oviedo.
La postura del gobierno local ha sido criticada por diversos sectores: desde las asociaciones vecinales a agentes culturales. Desde Activa Ciudad Naranco se quejan del abandono de la red de bibliotecas de Oviedo, y reclaman que la del Centro Social del Naranco vuelva a ser lo que fue.
«Una biblioteca es un motor socio-cultural primordial para cualquier municipio»
Sonia Fidalgo, concejala del PSOE, comparte su preocupación sobre el impacto que esta situación tiene en la cultura de Oviedo: «Las bibliotecas son lugares de préstamo de libros, centros de encuentro, de dinamización cultural y de desarrollo social”. Pone atención en que la falta de personal no sólo limita el servicio, sino que también empobrece las actividades culturales que podrían realizarse. Y recuerda que la puesta en marcha de un servicio de bibliobús sería una medida eficaz para acercar la cultura a las zonas rurales más desatendidas.
Lo que está en juego es mucho más que un simple servicio público. Las bibliotecas son fundamentales para el acceso a la cultura y el conocimiento, especialmente en un contexto como el de Oviedo, donde el patrimonio cultural tiene un peso significativo. Para muchos vecinos, las bibliotecas son la puerta de entrada al mundo de la lectura y, por ende, al desarrollo personal y colectivo. Tal y como señala un trabajador de una de estas bibliotecas: «Una biblioteca es un motor socio-cultural primordial para cualquier municipio, tanto en la zona urbana como en la rural. Nuestra labor puede abrir mundos nuevos de pensamiento y reflexión». Señala la importancia de los bibliotecarios no sólo como administradores de los libros, sino como agentes que facilitan la conexión con los usuarios y los acompañan en su desarrollo cultural. «Una biblioteca es mucho más que un lugar donde se cogen libros. Es un espacio donde se establece una relación entre el bibliotecario y el lector, un espacio donde se crean comunidad y cultura».
«El actual gobierno municipal ignora muchas peticiones y deja que las bibliotecas se deterioren»
Luz Naredo, miembro de la plataforma en defensa de las bibliotecas municipales, también denuncia la dejadez. «Desde la creación de la plataforma, hace unos años, la situación no ha hecho más que empeorar», lamenta. «El actual gobierno municipal ignora muchas peticiones y deja que las bibliotecas se deterioren». E insiste: «En la plantilla municipal hay cinco plazas para bibliotecarios y tenemos once bibliotecas. Es imposible que todo funcione correctamente con esos números».
El modelo actual no parece ser sostenible y las voces críticas insisten en que el único camino es invertir en el servicio y asegurar que las bibliotecas sean lugares de calidad, accesibles para toda la población. La creación de un bibliobús, por ejemplo, es vista como una solución pragmática que permitiría garantizar el acceso a la cultura a aquellos que viven en las zonas más periféricas de la ciudad.
Las bibliotecas de Oviedo atraviesan una etapa de desatención. La falta de personal y la reducción de horarios han provocado que este servicio esencial para la ciudad se vea comprometido. A pesar de los esfuerzos y las propuestas de algunos miembros del gobierno local y de la ciudadanía, las respuestas del equipo de gobierno han sido insuficientes. Las bibliotecas son un recurso para acceder a la lectura y espacios vitales para el desarrollo de la ciudad. En un momento donde Oviedo se presenta como una ciudad culturalmente destacada, es imprescindible que se dé la atención que estas instituciones merecen, no sólo por lo que aportan al presente, sino por lo que pueden significar para las generaciones futuras. La ciudadanía sigue esperando que sus autoridades asuman la responsabilidad y tomen medidas que permitan que las bibliotecas se conviertan nuevamente en el centro cultural que siempre han sido.
Es imperdonable la dejadez del Ayuntamiento con las Bibliotecas y mucho más si se compara con los centros sociales, en especial en los que coinciden en el mismo edificio.