El Gobierno de Asturias pretende garantizar su protección y difusión para las futuras generaciones

La cultura asturiana de la gaita ha iniciado su camino para obtener el reconocimiento oficial como Bien de Interés Cultural (BIC) de carácter inmaterial. El anuncio fue realizado por la consejera de Cultura, Vanessa Gutiérrez, durante su intervención en los actos celebrados en Gijón por el Día Internacional de la Gaita, organizados por el Conceyu de la Gaita. Este proceso de declaración busca garantizar la conservación, difusión y promoción de una de las manifestaciones culturales más representativas de Asturias, al tiempo que se asegura su transmisión a las futuras generaciones.
La gaita, como instrumento musical, es un emblema de la identidad asturiana. Su sonido ha acompañado generaciones en celebraciones, rituales y otros eventos sociales, convirtiéndose en un símbolo de la región. Su presencia ha traspasado las fronteras de Asturias, llegando a diversos países gracias al trabajo de los emigrantes asturianos, quienes han mantenido y enriquecido la tradición de la gaita en diferentes partes del mundo. Vanessa Gutiérrez destacó la importancia de las bandas, asociaciones y escuelas de música tradicional que desempeñan un papel esencial en la preservación de esta tradición. Estas entidades fomentan el aprendizaje, la práctica del instrumento y garantizan la conexión de las nuevas generaciones con el patrimonio cultural asturiano. La consejera subrayó que este proceso de declaración como BIC se enmarca dentro de las políticas del Gobierno de Asturias para proteger y salvaguardar el patrimonio inmaterial de la comunidad, siguiendo el mismo enfoque que permitió la reciente declaración de la cultura sidrera asturiana como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.
Flavio Rodríguez Benito, maestro gaitero y presidente de la asociación Conceyu de la Gaita, celebró el inicio del proceso, pero advirtió que la declaración de la gaita como BIC es sólo el primer paso. Rodríguez Benito resaltó que, si bien este reconocimiento es importante, es necesario que venga acompañado de acciones concretas que ayuden a fortalecer la tradición. En su opinión, no basta con declarar la gaita como un bien protegido; también se deben poner en marcha proyectos de investigación y apoyo institucional a la enseñanza y difusión del instrumento.
El proceso de declaración de la gaita como BIC busca, entre otras cosas, asegurar la conservación de los conocimientos y técnicas asociados al instrumento, promover su estudio y garantizar su presencia en las manifestaciones culturales y festividades de la región. También se pretende que este reconocimiento institucional facilite la implementación de proyectos de investigación que profundicen en la historia y evolución de la gaita, como aquellos que ya se están llevando a cabo a partir de grabaciones históricas de gaiteros.
La importancia de este paso para la gaita también fue resaltada por José Manuel Fernández «Guti», director de la Real Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo. En declaraciones a COPE, Guti advirtió que la declaración de BIC por sí sola no solucionará los problemas actuales de la música tradicional asturiana. Según él, el sector de la gaita atraviesa una crisis, con un descenso significativo en el número de bandas en Asturias. En los años 90, Asturias contaba con más de 40 bandas de gaitas, mientras que hoy sobreviven 14, lo que evidencia el retroceso en la práctica del instrumento. Para Guti, el verdadero reto es revitalizar la enseñanza de la gaita en las nuevas generaciones. Señala que, a pesar del reconocimiento oficial, no se ha dado un paso firme para fomentar la enseñanza del instrumento en las escuelas, lo que es clave para asegurar la continuidad de la tradición. En su opinión, la administración debe tomar decisiones valientes y apostar por medidas concretas para apoyar la formación de nuevos músicos y el fortalecimiento de las bandas.
La gaita asturiana es mucho más que un simple instrumento musical: es un vehículo de identidad y cultura. Su historia, que data de siglos atrás, ha estado marcada por su presencia en momentos clave de la vida social, religiosa y festiva en Asturias. A través de su evolución, la gaita ha sabido adaptarse a diferentes contextos, reinventándose según las circunstancias, pero siempre manteniendo su vínculo con esta tierra.