
Se van porque Asturias no les ofrece un trabajo que conlleve un desarrollo vital o una vivienda asequible en la que asentarse. Faltan expectativas de futuro
Por Urbano Rubio Arconada
Este pasado año se ha batido el récord de abortos en España: más de 103.000, un problema de deshumanización, un caos para la supervivencia de nuestra sociedad. Una grave dificultad económica al convertir nuestra sanidad saturada en “abortorios” (la Seguridad Social paga los abortos voluntarios, pero no puede pagar un medicamento contra la leucemia infantil). Estoy seguro que en un par de siglos, cuando se analice el aborto de nuestra era, dirán: ¡que hicieron estos burros que despoblaron el país! Necesitamos jóvenes con valores y bien preparados para afrontar el futuro pleno en tecnología.
¿Nos quedamos sin jóvenes españoles? Nacen pocos y emigran muchos. Unos 140.000 jóvenes emigran al año y la mayoría con estudios en busca de mejores oportunidades. De los que quedan sólo la mitad trabaja y la otra, vive socorrido por sus padres o abuelos. ¿Aumenta la población en España? Veamos unos datos oficiales. En medio de la crisis migratoria que mantiene en vilo al continente europeo, España ha otorgado la nacionalidad a 881.199 inmigrantes en estos últimos seis años y se ha anunciado legalizar otros tantos sin papeles a partir de mayo próximo. Desde 2018 la población autóctona ha disminuido en 1,2 millones de habitantes, mientras los nuevos inmigrantes pasan de los 3,3 millones en este mismo periodo de tiempo: esto significa un suicidio demográfico hacia la socialización de la pobreza. A día de hoy, uno de cada cuatro personas que viven en territorio español es extranjero, sólo la mitad trabaja, y menos de un 10% lo hace en puestos relativamente cualificados. La tasa de remplazo en España es del 1,2 (en Asturias del 0,9) aunque si sacáramos los nacionales estaríamos dos décimas por debajo de las tasas oficiales. Tengamos en cuenta un último dato: la tasa suficiente de reemplazo generacional es de 2,1 y que los extranjeros en España superan ampliamente esa media.
¿Hacia dónde vamos? Hacia una posible sustitución poblacional. Hacia una probable demolición de la convivencia. Sin jóvenes capaces no hay productividad ni competitividad y por ende abundará la pauperización del mercado laboral y la pobreza. ¿Cómo vas a tener un hijo si vives en un piso patera con otros cuatro, tienes un contrato fijo discontinuo y estás pluriempleado? ¿Cómo se arregla esto, qué propuestas generales podrían mejorar esta grave situación? Comenzando con un reseteo moral. Afrontando seriamente el problema de la vivienda con estímulos fiscales como la de cero impuestos para la compra de la primera vivienda. Y atajando la brecha maternal. No encaja que la baja maternal sumada a la de lactancia sean cinco meses, cuando los pediatras aconsejan un periodo de lactancia de doce meses. Debería abordarse con honestidad este asunto sin cargar el problema económico al empresario que es el que realmente crea la riqueza. Habría que aplicar medidas incentivadoras, por ejemplo, la del recorte en el tiempo para acceder a la jubilación de un año por hijo. Hace años la Seguridad Social era la crianza de varios hijos para que pagaran las pensiones de sus padres. Hoy lo común es ver a los compañeros del padre sin hijos dedicándose libremente a pasar la vida sin preocupaciones y disfrutar viajando. Pero, claro, el sacrificio del que tiene hijos y dedica una autentica “pasta” en pañales y en educar a sus hijos, se traduce en recursos futuros para pagar las pensiones de sus amigos turistas, y eso es injusto. Es por eso que estaría más que justificada la reducción en el IRPF de cuatro puntos por un hijo y cero retenciones a las madres con dos o más hijos. Además, gratuidad en la educación de cero a tres años y cero impuestos a los productos para bebés. El dinero para estas propuestas se sacaría de recortar en el despilfarro de subvenciones con “cero retorno social”.
¿Cómo encara Asturias el reto demográfico? En la última década, 75 de los 78 municipios asturianos han perdido población y se calcula que en los próximos 40 años más de una decena de ellos se quedarán sin habitantes. Las estadísticas confirman que la población autóctona se ha visto obligada a emigrar en busca de mejores oportunidades laborales. Hablamos principalmente de personas jóvenes y formadas. Fenómeno doblemente preocupante en la medida que contribuye al descenso de población y a reforzar el proceso de envejecimiento demográfico de la región, suponiendo además una pérdida de recursos humanos para el crecimiento y desarrollo económico de Asturias. Se van porque Asturias no les ofrece un trabajo que conlleve un desarrollo vital o una vivienda asequible en la que asentarse. Faltan expectativas de futuro. Se necesita en prioritariamente un marco fiscal atractivo para familias, clases y empresas generadoras de empleo productivo que den un impulso al empleo y a la natalidad. Medidas regeneradoras específicas como cheques bebe, cheque escolar, suprimir los impuestos propios, cero peajes en carreteras, favorecer la sanidad y la educación competitiva y de calidad.
¿Se ha roto la transición generacional? Lamentablemente se ha roto la transición generacional y parece que los viejos no tienen nada que enseñar a los jóvenes, en la que los hijos van a vivir peor que los padres y, aún peor, con frecuencia ni siquiera habrá hijos. Pero tenemos que ser capaces de levantarnos de esta honda postración de imbecilidad a través de la herramienta más potente de la gente de bien: “el sentido común”.