Es uno de los miles de animales que cada año aparecen abandonados, heridos o atropellados en las carreteras, pueblos y ciudades españolas. Y también el último caso que pone sobre la mesa la incapacidad de Ayuntamientos asturianos para afrontar los cuidados de los felinos
Gargantada es, para algunos, un número más. Para otros, la última gota de un vaso que desborda hace ya mucho tiempo. En su caso fue encontrado en Langreo, tirado en el asfalto, sin que nadie se hiciera cargo de él. Su historia, que podría parecer un hecho aislado, ha destapado una realidad que se repite en buena parte de Asturias: la práctica ausencia de un plan común y eficaz para la recogida y atención de los gatos abandonados y el cuidado y esterilización de los que viven en calle.
El animal fue hallado hace unos días en la zona de La Gargantada por un particular, que dio aviso a la Policía Local. Según relataron las asociaciones Liberación Animal y Animales en Apuros Langreo, los agentes acudieron al lugar pero comunicaron que “el albergue municipal no recoge gatos”. Finalmente, fueron los propios voluntarios quienes trasladaron al felino a una clínica veterinaria, donde permaneció ingresado más de una semana. El coste de su atención, 404 euros, ha sido, de momento, asumido por los activistas.
Las asociaciones denuncian que el caso de Gargantada no es una excepción, sino el síntoma de un problema más amplio. “El Ayuntamiento de Langreo lleva al menos cuatro años sin recoger gatos, pese a ser un servicio obligatorio y recogido en el contrato municipal”, afirma Carmen García, portavoz de Liberación Animal. Según las asociaciones, las instalaciones para animales del concejo no cuentan con un espacio habilitado para gatos, aunque señalan que el Ayuntamiento habría recibido presupuesto por parte del Ministerio en 2024 para la gestión de colonias felinas, «lo que no sabemos es dónde está el dinero, si lo devolvieron o lo invirtieron en otra cosa».
Fuentes municipales consultadas por este medio aseguran que el Ayuntamiento de Langreo “no se niega en ningún momento” a recoger animales, incluidos los gatos. “Ahora mismo no hay un espacio habilitado, pero se está trabajando en su adecuación. Mientras tanto, cuando hay que recoger gatos, se habilita un espacio para ellos”, explican desde el Consistorio. También confirman que el servicio está a la espera de una nueva licitación, que “saldrá en breves”.
La empresa gestora: “El problema es general, no solo de Langreo”
Desde DogHarmony, empresa adjudicataria del servicio municipal en Langreo, su responsable Paulino Fernández reconoce las limitaciones actuales, pero insiste en que el Ayuntamiento “tiene proyectado un módulo específico para gatos dentro del albergue” y que el diseño ya está hecho. “Hace poco se construyó un módulo para perros potencialmente peligrosos, y ahora se está proyectando el de gatos”.
Fernández detalla que en ocasiones puntuales sí se han recogido gatos, aunque las autoridades sanitarias prohíben mantenerlos en contacto visual con los perros, lo que impide alojarlos en las mismas instalaciones. Asegura que la empresa se puso en contacto con la asociación que llevó al gato abandonado en Langreo para hacerse cargo de él, “incluso de la factura veterinaria”, pero que “nunca se facilitó la información del centro donde estaba ingresado”. La versión difiere en este caso de la trasladada por las asociaciones, que en este punto señalan que «se puso en contacto después de ver nuestra publicación en redes donde decíamos que íbamos a denunciarlo».
Más allá del caso concreto, Fernández advierte que la situación de Langreo no es una excepción, sino un reflejo de lo que ocurre “en casi todos los concejos asturianos”: “Tenemos un problema muy gordo con los gatos, no solo en Langreo. Casi ningún ayuntamiento tiene un plan real ni infraestructuras adecuadas. Hay miles de gatos en la calle, y aunque los municipios quisieran atenderlos todos, es imposible económicamente”. Según calcula, en concejos como Mieres -de cuyo albergue también es responsable- o Langreo puede haber entre 1.500 y 1.800 gatos callejeros, lo que convierte su gestión en un reto “de enorme magnitud”.
La de Bienestar Animal, una ley “difícil de cumplir”
Tanto la Ley estatal 7/2023 de protección y derechos de los animales como las ordenanzas municipales obligan a los ayuntamientos a contar con un servicio permanente de recogida y atención veterinaria de animales abandonados o heridos, disponible las 24 horas. Pero, como reconoce el propio Fernández, esa ley está muy lejos de la realidad del terreno. “La norma exige cosas que hoy son imposibles de cumplir. No hay recursos, ni personal, ni infraestructuras. La gestión felina se hace como se puede. Y al final, los que lo pagan son los animales”, lamenta.
Mientras tanto, Gargantada se recupera en manos de voluntarios. Su historia, sin quererlo, ha puesto rostro a un problema estructural que afecta a toda Asturias: el vacío en la gestión de los gatos callejeros y la falta de responsabilidad coordinada entre administraciones, empresas y asociaciones. Y es que en numerosas ocasiones acaban siendo estas últimas, llevadas en su mayoría por voluntarios, quienes acaban asumiendo un papel destinado para las autoridades. Mientras tanto, los felinos asturianos malviven en muchos concejos asturianos mientras particulares tratan de ayudarlos como pueden. Así, en la actualidad, además de Langreo y Mieres, solo Gijón y Oviedo cuentan en el Principado con instalaciones financiadas públicamente para la gestión de animales, pese a la obligación de los Ayuntamientos de hacerse cargo de estos animales. Mientras, en todo el territorio ,se acumula las quejas y las denuncias de animalistas y activistas.
