POR BORJA PINO Y FEDERICO DE LA BALLINA
Más de dos centenares de vecinos se concentran en el parque para clamar contra el pretendido estacionamiento disuasorio, y contra la posible modificación del que es el segundo ‘pulmón verde’ de la capital asturiana
Es uno de los proyectos más polémicos de cuantos el Gobierno municipal de Alfredo Canteli ha propuesto en los últimos meses. Una apuesta que, independientemente de sus posibles, aunque discutidas, ventajas sobre la movilidad en Oviedo, inflama el ánimo de los vecinos de la zona centro. Y ese malestar ha quedado patente esta misma mañana en la ‘zona cero’ del problemático asunto: el parque del Campillín. Allí, aprovechando la jornada festiva de este Martes de Campo, más de dos centenares de ciudadanos, abanderados por la Plataforma ‘El Campillín no se toca’, han alzado la voz en contra del proyecto para construir un aparcamiento disuasorio en el que es, en opinión de la mayoría, el segundo ‘pulmón verde’ del casco urbano de la capital asturiana. Porque, a juicio de los concentrados, la intención del Ejecutivo local incurre en dos pecados imperdonables: la falta de sentido práctico y, más importante aún, la desatención a las demandas de los lugareños.
«No se está pensando en este espacio tan singular que, además, es la única ‘zona verde’ que tenemos en el centro», explicaba, a pie de protesta, Manolo Almeida , presidente de la Asociación Vecinal ‘Oviedo Redondo’, una de las varias entidades integradas en la Plataforma. Desde su punto de vista, la pretensión de Canteli carece de la lógica más elemental, toda vez que «un parking disuasorio, con el que se pretende sacar el tráfico del centro, debería estar fuera de la ciudad, no en el puro medio; habría que quitar coches, no ayudar a meterlos». Se debería tratar, pues, de «peatonalizar el área, que está llena de colegios, y dejar el acceso restringido a residentes, y a carga y descarga, como se está haciendo en otros barrios de Oviedo». Eso, por no hablar de la derivada medioambiental y estética, ya que, si bien en el Consistorio aseguran que los árboles que pueblan el Campillín no sufrirán consecuencias, «eso no se lo traga nadie; es una forma de escurrir el bulto y de no ser responsables».
Una postura muy similar es la que adopta Arturo Vilariño, al frente de la Asociación de Vecinos ‘El Campillin’. «Vamos a ser serios… Que alguien me explique cómo puede ser que, con una obra de semejante envergadura entre manos, se vayan a excavar varias plantas sin levantar los árboles», se pregunta. Es, claro, una pregunta especiosa, ya que el propio Vilariño asume que «es imposible; esos árboles tienen 75 años, por lo menos, y nadie sabe la profundidad que tienen sus raíces». De ahí que, como Almeida, clame por una mayor dosis de seriedad por parte del Ayuntamiento… Y defienda que, si no ocurre así, sean los propios vecinos los que se la inyecten. ¿Cómo? Movilizándose, como hoy. «De momento, esta semana nos reuniremos los miembros de la Plataforma para definir nuevas acciones, pero la próxima será una recogida de firmas en varios puntos de la ciudad, y también haremos manifestaciones ante el Ayuntamiento», advierte.
Aunque limitada, en la protesta no ha faltado la representación política. Entre los asistentes ha podido verse a los concejales del PSOE Juan Álvarez Areces, Jorge García Monsalve y Natalia Sánchez, acompañados por el portavoz del Grupo Municipal Socialista, Carlos Fernández Llaneza. Todos ellos han secundado la petición colectiva de que el Campillín no debe ser alterado, y se han mostrado partidarios de continuar alineados con los movilizados hasta que el Gobierno ovetense deponga su actitud actual.
