La restauración de las vidrieras y mosaicos de Antonio Suárez permitirá a estas obras emblemáticas recobrar su esplendor original tras más de 40 años

El Palacio de los Deportes de Oviedo, uno de los edificios más representativos de la ciudad, está en plena transformación. Durante los próximos tres meses, los murales de mosaico y las vidrieras del pintor gijonés Antonio Suárez, que adornan la fachada principal desde 1975, recibirán una restauración exhaustiva para devolverles su esplendor original. Bajo la supervisión de las restauradoras Rosana García Álvarez y Natalia Díaz, este proyecto de conservación busca corregir los daños visibles causados por el paso del tiempo y rendir homenaje a una de las obras más emblemáticas del arte asturiano.
Obra del arquitecto Ildefonso Sánchez del Río, el Palacio de los Deportes fue concebido como un espacio de encuentro y representación del deporte en Oviedo. Su fachada principal está adornada con mosaicos de gran tamaño que representan escenas alegóricas de la actividad física, creadas por Antonio Suárez, quien plasmó en estas piezas su particular visión del deporte y la ciudad. Las vidrieras que coronan el edificio completan el conjunto artístico, aportando un toque de luz y color que resalta la arquitectura. La exposición a las inclemencias del tiempo durante más de cuatro décadas ha dejado su huella. Los mosaicos, compuestos por losetas de arcilla esmaltada, presentan fisuras y desprendimientos, mientras que las vidrieras sufren de fracturas y pérdida de color. A este deterioro se suman las suciedades y las sales acumuladas, que han alterado tanto la textura como la vibrante paleta cromática de la obra.
El trabajo de restauración, que ha sido aprobado por el Patrimonio del Principado de Asturias, se centrará en devolver la integridad de estas obras sin alterar su estética original. «La clave de la restauración es respetar al máximo el diseño de Antonio Suárez. Queremos devolver el conjunto artístico a su forma y color original, sin perder la esencia con la que el pintor concibió estas obras», explica Rosana García Álvarez, encargada de las vidrieras. Para los mosaicos, el proceso implica la limpieza de las piezas y la eliminación de sales y suciedades incrustadas. Además, se inyectará mortero para fijar las losetas que se han despegado con el paso del tiempo. Este trabajo minucioso se realizará pieza por pieza, con la máxima precisión para no alterar la disposición cromática y las líneas del diseño. «Cada fragmento tiene que colocarse con el mismo cuidado con el que fue instalado en su día. Es un trabajo que exige paciencia y atención al detalle», asegura Natalia Díaz, restauradora de los mosaicos. En cuanto a las vidrieras, la intervención será igualmente cuidadosa. No se desmontará ninguna pieza, sino que se llevará a cabo una restauración in situ. Se reforzarán las uniones entre los paneles y se sustituirán únicamente aquellos fragmentos de vidrio que se encuentren en un estado irreparable. Para consolidar los marcos de las vidrieras, se aplicarán productos antioxidantes que prevendrán futuros deterioros. García Álvarez: “La idea es garantizar que el conjunto mantenga una uniformidad visual, respetando la estética que Suárez ideó para la fachada».
El plazo estimado para la finalización de las obras es de tres meses, y se espera que el resultado de la restauración sea revelado al público durante el verano de 2025, coincidiendo con la inauguración oficial de la reforma integral del Palacio de los Deportes. Los trabajos no solo responden a un interés estético, sino que también son una manifestación del compromiso de Oviedo con la conservación de su patrimonio cultural.

El Palacio de los Deportes, además de ser un centro neurálgico de la actividad deportiva y cultural en la ciudad, se erige como un símbolo de la tradición y la modernidad asturiana. La restauración de los mosaicos y las vidrieras de Antonio Suárez supone, por tanto, una inversión en el futuro, asegurando que las generaciones venideras puedan seguir disfrutando de esta joya del arte público, que continúa siendo un referente visual y cultural para todos los ovetenses.