La Policía Nacional ha detenido al presunto autor, de más de sesenta años, y ha encontrado en su poder y en la ‘nube’ abundantes vídeos pornográficos autoproducidos, «de alto impacto y terriblemente denigrantes»
Gijón, como toda Asturias, vuelve a estar conmocionada ante la dimensión y los detalles del último suceso que ha sacudido la ciudad. La Policía Nacional confirmaba este sábado la detención de un vecino de la misma, de más de sesenta años, quien, presuntamente, habría abusado sexualmente a lo largo de varios años de su nieta, que hoy cuenta catorce años, y lo habría grabado en vídeos particularmente duros para, después, difundirlos digitalmente. Un dantesco hecho que, de confirmarse, podría pasar a los puestos de salida de la ‘crónica negra’ gijonesa, y por el que su supuesto autor pasaba ayer a disposición del Juzgado de Instrucción Número Tres, localizado en la misma localidad asturiana.
Según las informaciones facilitadas por el cuerpo policial, el caso se abrió gracias a la labor de vigilancia online que desarrolla el Programa ‘Centinela’. Durante un rastreo, los agentes a su cargo detectaron a cierto usuario digital ‘subiendo’ a la ‘nube’ diversos archivos de contenido pederasta, de características diversas pero, en todos los casos, «de alto impacto y terriblemente denigrantes». El hecho de que una de las personas participantes en dichos vídeos fuese una niña menor de edad hizo saltar todas las alarmas, y pronto se localizó en Gijón el punto de subida del material. A partir de ese momento, los uniformados procedieron a investigar a fondo la situación, aunque a la mayor velocidad; fue así como descubrieron que la menor habría sigo grabada en un mismo domicilio, cierto, pero en distintas etapas de su vida, cubriendo varios años de la misma.
Por fin, con todas las pruebas en su haber, los efectivos de la Policía Nacional procedieron a la detención del presunto pederasta esta misma semana. De hecho, el hombre fue arrestado cuando salía de su vivienda, lo que permitió a los agentes hacerse con su teléfono móvil para, a continuación, con la pertinente orden judicial en su poder, registrar la vivienda. Allí fueron intervenidos un ordenador portátil, un dispositivo de almacenamiento USB, una tarjeta de memoria y diversa documentación. Todo ello permitió añadir un detalle extra al caso: nada de lo aparentemente ocurrido estaba en conocimiento de los padres de la menor. Es más, todo habría sucedido en las ocasiones en que la víctima visitaba el domicilio de sus abuelos.
